Sagrado Corazón de Jesús

Service d'Animation Missionnaire

El 7 de junio se celebra la fiesta del Sagrado Corazón de Jesús.  Esta es una ocasión especial para reflexionar sobre el un elemento fundante de nuestra fe cristiana:  El amor de Dios.  


En las Sagradas Escrituras encontramos múltiples menciones al amor de Dios por el ser humano. Desde el principio de la revelación se nos habla de este amor que es un amor inagotable, que jamás se acaba (Lam 3:22-23), que es capaz de renovarnos (Sof 3:17), en ese amor se regocija nuestro corazón (Sal 33:20-22). En Jesús, el Hijo Eterno, este amor de Dios se nos revela en toda su plenitud. Dios nos amó primero se nos dice en primera de Juan, Jesús entregó su vida por nuestra salvación y en palabras del propio Jesús: “No hay amor más grande que dar la vida por los amigos” (Jn 15:13). San Pablo agrega que tanto nos amó que murió por nosotros cuando todavía éramos pecadores (Rm 5:8).  Con ese amor que Dios nos ama, se nos invita a amar a Dios y a nuestros semejantes.


A través de los siglos el Señor sigue actuando en el mundo y a través de nuestros hermanos y hermanas que han creído, mantenido y transmitido la fe hoy también nosotros podemos experimentar ese amor en nuestras vidas.  Esta experiencia del amor de Dios nos mueve a buscar que ese mensaje de amor llegue a todos los seres humanos.


Tal como en el tiempo de los profetas del antiguo testamento, del tiempo de Jesús y los primeros cristianos, nuestra sociedad de hoy sigue sedienta amor, de amor verdadero.  Al respecto el papa Francisco nos dice que hoy el amor está en boca de todos, en la boca de muchos influencers y en los estribillos de muchas canciones, pero qué amor, se pregunta.  Señala que los cristianos son capaces de todos los amores del mundo, pero que hay un amor más grande, aquél que viene de Dios y se dirige hacia Él.  Ese amor que nos permite amar al prójimo como Dios nos ama y ese amor nos empuja donde humanamente no iríamos. *


Finalmente, solo queda pedirle al Sagrado Corazón de Jesús que nos dé un corazón semejante al suyo. 



* • Tomado de la Catequesis del para Francisco sobre la tercera virtud teologal:  Caridad