La generosidad de San Nicolás: Inspiración para el Adviento y la vida

Mireya Pérez (Colaboradora del equipo de animación misionera en El Salvador)

Iniciamos el año litúrgico con el adviento, tiempo que precede a una gran fiesta como lo es la navidad. El adviento trae consigo la festividad de San Nicolás, un hombre creado por Dios y puesto en la historia de la humanidad como cualquier otro. Este hombre supo escuchar la voz de Dios en su interior y encaminar su vida hacia la plenitud de Cristo. Forjó en su historia de vida cimientos de fe, generosidad y pobreza a ejemplo de Jesús. Sin embargo, su imagen ha sido plagiada por una figura comercial, perdiendo así, con siglos de evolución cultural y mezcla de tradiciones, la verdadera obra de este santo.


San Nicolás nació en Patara, una pequeña ciudad de Licia, dentro del territorio de Turquía, en el seno de una familia muy adinerada. Al morir sus padres heredó una gran fortuna, fortuna que fue repartida por Nicolás entre los pobres. Una de sus historias más antiguas trata sobre un vecino de su casa con tres hijas en edad de casarse, pero no con el suficiente dinero para asegurarlo. San Nicolás se dio cuenta que este vecino pensaba vender a sus hijas para salir de la situación de pobreza que les inundaba, entonces quiso hacer algo para salvar a las jovencitas de un futuro de prostitución, envolvió en un paño varias monedas de oro, se dirigió por la noche a la casa del vecino y lo lanzo a través de la ventana, no queriendo ser reconocido huyó rápidamente. 


Nicolás repitió su gesto generoso dos veces más, la tercera noche el padre de las jóvenes salió a tiempo para reconocer a su benefactor, pero san Nicolás imploró que no dijera nada a nadie. Con su generosidad logró que esas tres jovencitas se casaran y no tuvieran un mal futuro.


Este santo se despojó de sus riquezas voluntariamente, volviéndose uno con los pobres, encarnando su misma realidad y actuando frente a ella. No buscó ningún tipo de reconocimiento, no buscó ser alabado por sus acciones, su único objetivo fue ayudar, amar, servir a los que sufrían. Ese es el verdadero sentido y valor de san Nicolás.


Ahora, en medio de una realidad que corre de prisa, buscando la aprobación social a través de las modas y marcas, especialmente en esta temporada previa a la navidad, se utiliza la imagen de Santa Claus como una figura que llama a la “generosidad”, una figura que invita a “comprar” para “dar”. Su objetivo es puramente comercial, olvidando aquel primer llamado, el despojarse de las propias riquezas, buscando el beneficio del otro por amor.


¿Cuáles son nuestras riquezas? Seguramente no son monedas de oro. ¿De qué debemos despojarnos entonces?, -a ejemplo de San Nicolás que buscó el bienestar de los demás, que amó sin límites al grado de preferir perderlo todo para que otros estuvieran bien- el odio, egoísmo, orgullo, soberbia, autoritarismo... son riquezas que cada vez aumentan barreras entre hermanos, acrecientan divisiones y disminuyen la comunión.


San Nicolás con su testimonio de generosidad, servicio y entrega, nos invita a vivir con ese mismo espíritu, no solamente en esta temporada de adviento sino en el diario vivir de nuestra cotidianidad. El 6 de diciembre la Iglesia celebra y recuerda con gran devoción y admiración la vida de este gran santo. Recordar su memoria y defenderla frente a imágenes de evolución cultural y mezclas tradicionales es misión de nosotros los cristianos, viviendo el verdadero llamado al servicio de los más necesitados.