La Casa Bon Air: un espacio de acogida y fraternidad

Pedro Perna


La Casa Bon Air de la Sociedad de Misiones Extranjeras de Quebec ofrece actualmente un entorno de vida propicio para una experiencia gratificante, que combina la hospitalidad del hogar de Betania con la benevolencia de la posada del Buen Samaritano. Los estrechos vínculos entre Jesús y la familia de Betania, Marta, María y Lázaro, evocados en los Evangelios, sugieren que su casa era un lugar de descanso y encuentro apreciado por Jesús. 


Del mismo modo, la parábola del Buen Samaritano destaca la compasión y la ayuda prestadas a un hombre maltratado y abandonado, subrayando la importancia de un lugar reconfortante y acogedor para las personas en dificultades.


En este mismo espíritu, la Casa Bon Air asume humildemente un papel similar como lugar de acogida, de compartir y de solidaridad fraterna.


Bajo la dirección de Bernard Duquette PMÉ, y Christian Busset, misionero laico asociado, con Pedro Perna, colaborador residente y animador misionero, la casa ha acogido durante el último año, alternativamente, a cuatro familias de refugiados de Ucrania y a un refugiado político de la República Democrática del Congo.


En colaboración con la Asociación Ucraniana de Lévis, el equipo se ha comprometido a acoger a estas familias y ayudarlas en las primeras etapas de su instalación en Canadá. Al venir de lejos, estas familias necesitan tiempo para adaptarse e integrarse poco a poco a su nuevo entorno. Los miembros de la comunidad de servicio de la casa las acogen de manera respetuosa, teniendo en cuenta sus necesidades individuales.


Conjuntamente con Paul Foisy, de la Asociación Ucraniana de Lévis, quien los apadrinó, los miembros de la casa han coordinado la estancia de las familias ucranianas. Entre otras cosas, les han proporcionado alimentos, les han ayudado a encontrar y amueblar su alojamiento, les han asistido en los trámites administrativos con las autoridades gubernamentales, les han abierto cuentas bancarias y les han facilitado la inscripción en cursos de francisación para ayudarles a afrontar los nuevos retos de la vida en Canadá. También hay que mencionar el notable compromiso de nuestra cocinera, Geneviève Major, que despliega todo su talento para garantizarles un bienestar máximo.


La Casa Bon Air es también un lugar de renovación para los misioneros de la región de Quebec y para quienes se identifican con la misión de la SME. Los encuentros Fe y Misión, organizados por el Equipo Misionero de Quebec (formado por Martine e Yves, Pedro y Bernard), así como el alojamiento de los participantes implicados en la reflexión sobre la misión de la SME en Quebec, son actividades dinámicas en curso. La casa está animada por una fraternidad que se reúne regularmente para celebrar la Eucaristía y compartir su fe.  El tiempo que se pasa juntos a la hora de comer añade una dimensión de convivencia a la Casa Bon Air, que refleja el espíritu de la casa de Betania.
 
Al acoger a los refugiados y ofrecer un lugar donde se recarguen las energías de los que participan en la misión, la Casa Bon Air se convierte en un lugar donde la gente puede encontrarse y compartir, donde la fraternidad y la solidaridad cristianas son tangibles. Su papel crucial en el acompañamiento de las personas en transición hacia una nueva vida en Canadá, así como en el apoyo a los misioneros activos, la convierten en un auténtico santuario de paz y amor, a imagen de la casa de Betania y de la posada del Buen Samaritano.