Abrazando la Esperanza: Adviento y Camino
Comenzamos un nuevo ciclo litúrgico. Los cambios en las estaciones y en los calendarios son importantes, ya que nos ayudan a tomar conciencia del tiempo y de lo significativo de la vida. Todo es gracia cuando miramos los eventos con ojos de fe y el corazón arropado en la esperanza.
El tiempo de Adviento es un período de espera y toma de conciencia, un tiempo para estar despiertos y alertas ante los signos de esperanza que nos rodean. Durante el Adviento, meditamos sobre la venida de Cristo, tanto en la historia como en el futuro. Releemos nuestra historia y la historia del mundo a la luz de las profecías del Adviento, pues este tiempo es en sí mismo una profecía de esperanza que transforma nuestra existencia en historia de salvación.
La clave de esta relectura nos la da Jesús, nacido en Belén de Judea, hijo del carpintero y de María (Lc 2,11; Mt 13,55-57), quien volverá de la misma forma que subió a la casa del Padre, al final de los tiempos (Hch 1,11). Este enfoque dual enriquece nuestro camino espiritual, nuestros “advientos”, y nos anima a vivir con expectante vigilancia el regreso del Señor.
Las cuatro semanas de Adviento están diseñadas para profundizar la comprensión de este tiempo en los creyentes. Nos anticipamos ante un Misterio de Bondad que no vemos completamente, pero que está muy próximo a nosotros.
La primera semana
La primera semana enfatiza la vigilancia y la preparación para la llegada final de Cristo, instándonos a estar listos. “La redención está próxima”; el Reino está a la vuelta de la esquina. Las lecturas de esta semana nos “recargan las baterías” y nos dinamizan, urgiéndonos a levantar la cabeza, mirar con atención, vigilar y abrir la mente a los signos de esperanza que brillan como luciérnagas en la noche de las dificultades.
La segunda semana
En la segunda semana de Adviento, una voz resuena desde la profunda soledad del desierto: la voz del profeta Juan, que nos llama a preparar el camino del Señor. Las lecturas se centran en el llamado a la conversión y en la acogida de la infinita misericordia de Dios, un amor eterno que nunca se desvanece y que abraza a toda la humanidad y a la creación entera, “como un pastor que busca a la oveja perdida, la alza en brazos y la apacienta”.
La tercera semana
La tercera semana, conocida como la semana de la Alegría, nos invita a cantar con los profetas, salmistas y todos los que nos han precedido en la fe, porque Dios ha quitado de nosotros el luto y el llanto y nos ha dado razones para exultar de alegría. ¡La salvación está cada vez más cerca! Las lecturas del Evangelio destacan durante esta semana las señales de Jesús como el Mesías prometido.
La cuarta semana
La cuarta semana de Adviento se enfoca en el tema del amor y la fidelidad, culminando la preparación para la celebración del nacimiento del Redentor, el Mesías, el Señor. Los pobres, vulnerables y excluidos, que han sido fieles a las promesas de Dios a pesar de las penurias y dificultades, escuchan hoy la voz de Dios que cumple lo prometido.
Las lecturas de esta semana se centran en la fidelidad y la misericordia de Dios al enviar a su Hijo, inspirando a los creyentes a reflexionar sobre el amor que Cristo trae al mundo. Este tiempo nos anima a abrir nuestros corazones a la compasión y la ternura que trae la encarnación de Cristo.
Durante esta semana, María es presentada como modelo de fe, discípula y misionera que sale a las periferias del mundo a anunciar la alegría de la Buena Noticia que crece en sus entrañas.
¿De qué manera podemos cultivar un espíritu de vigilancia y esperanza en nuestra vida cotidiana mientras nos preparamos para la Navidad?