Carlo Acutis: Joven catequista desde la sencillez


El próximo mes de septiembre, en lo que será la primera canonización de su pontificado, el papa León XIV canonizará a dos jóvenes modelos de santidad para la juventud actual: Carlo Acutis y Giorgio Frassati. Aunque vivieron en épocas diferentes —Frassati en la Italia de principios del siglo XX y Acutis en el mundo digital de inicios del XXI—, ambos compartieron una fe profunda y un amor concreto por los más necesitados.
La canonización conjunta de estos dos beatos subraya que cada santo encarna un mensaje perenne y, a la vez, profundamente encarnado en su tiempo.
En particular, queremos destacar la figura de Carlo Acutis, concentrándonos en su ministerio como catequista y quien además se erige como un pionero de la evangelización en el continente digital.
"Mi proyecto de vida es estar siempre unido a Jesús". Estas palabras del beato Carlo Acutis resumen la profundidad de un corazón que latía con una fe vibrante. Carlo no desarrolló en su corta vida una teología sistemática o reflexiones filosóficas grandilocuentes; más bien, en la brevedad de su juventud, quiso ser un puente entre Cristo y los jóvenes, especialmente para aquellos que, como él, anhelaban respuestas en un mundo digital.
Programó páginas web y se dedicó por completo a colaborar con quienes deseaban comunicar a Cristo mediante las nacientes tecnologías digitales. Podría decirse que fue un catequista de los catequistas digitales.
La catequesis como amistad espiritual

Dios nunca se cansa de hablar a los hombres de cada tiempo y lugar a través de personas ordinarias que se vuelven extraordinarias. Todos los santos nos hablan siempre de lo mismo: de la bondad y la misericordia de un Dios que no cesa de ser compasivo. Dios se revela a través de personas concretas y frágiles para hablar el lenguaje de cada generación; sin duda, lo está haciendo con los jóvenes de hoy a través del testimonio de Carlo Acutis.
Carlo fue catequista durante tres años. Esta hermosa e importante faceta de su vida es, quizá, una de las menos divulgadas hasta ahora.
Carlo comprendió que evangelizar a los jóvenes exigía un lenguaje accesible y un acompañamiento auténtico. Sin sermones solemnes, creó cuatro exposiciones temáticas para hacer visible la fe a los jóvenes como él: los milagros eucarísticos, apariciones marianas, ángeles y demonios, y el más allá. Cada una, diseñada con paneles visuales y relatos documentados, transformaba doctrinas complejas en itinerarios narrativos.
Como catequista, sus consejos a los jóvenes estaban profundamente enraizados en la tradición de la Iglesia, en su propio camino espiritual y en el ejemplo de santos que tomó como modelos, especialmente el de san Francisco de Asís y san Antonio de Padua. Así, inspirado por el pobre de Asís y la espiritualidad franciscana, Carlo desarrolló un amor por la naturaleza y un profundo respeto por la creación, valores que luego transmitiría a otros jóvenes.
También le inspiró la figura de Santiago Alberione, fundador de la familia Paulina, que lo llevó a utilizar los emergentes medios sociales, como internet, para la evangelización.
Su método reflejaba el llamado del Papa Francisco en Christus Vivit:
"Los jóvenes necesitan ser respetados en su libertad, pero también necesitan ser acompañados... El acompañante no pone condiciones a su entrega" (CV 246).
Carlo encarnó este modelo: acompañaba rezando el Rosario con amigos, explicaba la Eucaristía en el patio escolar y escuchaba sin juzgar. Su catequesis no era monólogo, sino diálogo que invitaba a "hacer preguntas buenas" sobre el sentido de la vida.
Carlo mostró que la catequesis más creíble nace de quien abraza su humanidad frágil, sin esconderla.
Como afirma Christus Vivit:
"Los jóvenes quieren una Iglesia... que les deje espacio y les confíe tareas" (CV 206). Carlo fue ese espacio encarnado.
"Para la juventud de hoy, Carlo es una oportunidad para hacerse buenas preguntas". En un mundo donde los jóvenes buscan referentes auténticos, él brilla como vela encendida: un santo joven que acompañó a jóvenes, desde la fragilidad, hacia la Alegría. Su famosa frase “nacemos como originales, pero morimos como fotocopias” demostró, en su corto paso por este mundo, que buscaba incansablemente la Verdad de Dios en su vida. Carlo vivió como original, corrió la carrera de esta vida (como dice san Pablo) como original, y ha regresado a la casa del Padre como original.
Mientras nos preparamos para su canonización y para celebrar el próximo mes misionero de octubre, que su intercesión inspire a una nueva generación de jóvenes catequistas y misioneros que, como él, se atrevan a ser "algoritmos originales del Evangelio".
Hoy, su vida interpela a todo catequista, especialmente a los más adultos:
• ¿Creemos que un adolescente puede ser guía espiritual de otros adolescentes?
• ¿Entendemos la catequesis como hospital de campaña donde las heridas se sanan con cercanía?
• ¿Somos, como Carlo, puentes y no obstáculos, hacia Cristo?
Bibliografia: Carlo Acutis, Le Ciel au cœur (2025), Jean-Luc Moens.

Claves para catequistas juveniles hoy:
a) Tener siempre la alegría como método
Carlo repetía: "La tristeza mira hacia abajo; la alegría mira hacia arriba". Su catequesis irradiaba gozo porque nacía de su amistad con Jesús.
b) Escuchar antes que hablar
Sus exposiciones nacían de preguntar: "¿Qué te inquieta?". Como recuerda el Papa Francisco en Christus vivit: "A Jesús no le caía bien que los adultos miraran despectivamente a los jóvenes" (CV 14).
c) Santificar lo ordinario
Carlo jugaba fútbol, programaba y bromeaba. En lo cotidiano, mostraba que "Dios se hace presente en la vida de personas parecidas a nosotros".