¿Qué tiene que ver tu trabajo soñado con San José?

Pedro Perna

¿Tu trabajo soñado sería trabajar menos, o hacer algo que te guste tanto que no parezca trabajo? No eres el único, y probablemente no haya malo ningún con esta visión. Pero esta pequeña reflexión puede ayudarte a profundizar un poco más en esa idea.

Hoy en día, conviven varias generaciones con visiones muy distintas del trabajo: algunas piensan sobre todo en la jubilación, otras buscan los mejores sueldos o las carreras más prometedoras, algunas quieren un buen equilibrio entre la vida laboral y personal, y otras se interesan por empleos nuevos o innovadores.

La forma en que vemos el trabajo ha cambiado muchísimo, sobre todo en los últimos dos siglos. Uno de los grandes puntos de inflexión fue la Revolución Industrial, cuando el trabajo empezó a centrarse casi exclusivamente en la productividad, muchas veces dejando de lado el bienestar de los trabajadores. Esta situación, entre otras, llevó a las manifestaciones del 1 de mayo de 1886 en Chicago, conocidas como el motín de Haymarket, para denunciar la explotación obrera. Por eso, desde 1889, el 1 de mayo se celebra como el Día Internacional de los Trabajadores, una fecha que defiende sus derechos y reivindicaba, en aquel entonces, la jornada laboral de ocho horas.

Antiguamente, se consideraba que el trabajo era más que un medio para sobrevivir: también era una manera de aportar algo positivo a la sociedad. Hoy, con el teletrabajo, la automatización o la economía de trabajos temporales (gig economy), surgen nuevas preguntas: ¿Qué es un salario justo? ¿Qué tipo de protección deberían tener los trabajadores?

En los textos sagrados, el trabajo se presenta tanto como una misión divina en el jardín del Edén, pero como un esfuerzo después de la pérdida de la unión con el Creador. Hay muchos pasajes bíblicos que animan a trabajar con dedicación y fidelidad, como una forma de servir a Dios.

San José, el padre adoptivo de Jesús, encarna muy bien estos valores a través de su humilde oficio de carpintero. Su compromiso y fidelidad muestran que el trabajo puede servir no solo para ganarse la vida, sino también para crear vínculos, ayudar a los demás y mejorar el mundo que nos rodea. Sin embargo, a pesar de ejemplos como el de San José y tantos otros, todavía hoy existen muchos problemas laborales: trabajo infantil, desigualdad salarial, malas condiciones laborales… Aún queda mucho por hacer.

En el fondo, la enseñanza cristiana te invita a construir un mundo donde toda persona que trabaja sea tratada con dignidad y amor (Jn 13, 35). Buscar tu trabajo soñado, desde esta perspectiva, no es solo una meta personal: también es un compromiso con la honestidad, la bondad y el deseo de mejorar las condiciones para todos, inspirado en el ejemplo de San José y de tantos hombres y mujeres (cristianos y no cristianos) que han marcado la historia con su trabajo y su generosidad.